LA BUSQUEDA DEL SENTIDO DE LA VIDA
El llamado “Progreso de la Humanidad”, el gran esfuerzo que el hombre realiza para alcanzar una vida mejor, parece siempre vano. La propia naturaleza de la que vive y de la que forma parte, se mueve en un continuo vaivén entre puntos opuestos, repitiendo una y otra vez sus ciclos. El hombre vive inmerso en esta ley del cambio perpetuo. Sin embargo algo en su interior lo conduce a la búsqueda de un valor absoluto, inmutable y perfecto.
El hombre de nuestra época está totalmente gobernado por el pensamiento intelectual, constantemente influido por impresiones negativas y positivas. No tiene ninguna relación con la verdadera vida. Y, por no tener acceso a ella, permanece interiormente descontento e insatisfecho, pese a toda la felicidad que pueda experimentar.
¿Qué ocurre con nuestra vida? ¿Conocemos el objetivo de nuestra existencia? ¿Conocemos el fundamento de nuestra vida?
Si alguien desea descubrir el sentido de la vida y la misión del hombre, debe adquirir de nuevo la conciencia del alma original. En esta alma están inscriptos el plan, el saber que ha de ser revelado. Pero, ¿cómo proceder? La mayoría de los hombres ya no tienen conciencia alguna del alma original. El conocimiento que se relaciona con ella se ha perdido. El primer paso que podemos dar para liberarnos de los límites del yo egocéntrico, es la comprensión de las fronteras del espacio-tiempo. Para ello, debemos esforzarnos en volvernos lúcidos, en lo que concierne a la aspiración de los hombres y la estructura de este mundo.
El hombre parece estar totalmente unido a las concepciones espacio-temporales. El tiempo nos mantiene completamente bajo su dominio. Nuestra vida se divide en años, semanas, horas, segundos. La mayor parte del tiempo, vivimos en el recuerdo del pasado o proyectando el futuro y muy rara vez en el presente. También prestamos mucha atención a las dimensiones del espacio en que nos movemos, comenzando por la conciencia del cuerpo (considerada cada vez más importante) y llegando hasta los confines del universo. Vivimos en un mundo espacio-temporal. ¿No existe escapatoria?.
Está escrito en la Biblia: «Mi Reino no es de este mundo» y «La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios». ¿Debemos entonces desesperar? ¿Realmente no existe otra salida? Ciertamente hay una. De la frase «Mi Reino no es de este mundo», se desprende, claramente, la existencia de dos reinos, dos campos de vida: El reino de Dios y el mundo del espacio-tiempo. Por lo tanto, también han de existir dos leyes u órdenes.
El verdadero objetivo de la vida humana es despertar la conciencia de la Verdad del Espíritu y vivir de esta nueva conciencia.
La conciencia biológica del hombre esta orientada hacia lo perecedero y por lo tanto no puede guiarle por el camino hacia la Verdad. Por eso el hombre necesita de una nueva conciencia.
El fundamento del trabajo de la Rosacruz actual es cambiar la conciencia orientada hacia el mundo terrestre por la nueva conciencia Crística, del Espíritu, orientada hacia la Verdad.
LECTORIUM ROSICRUCIANUM
Escuela Internacional de la Rosacruz Aurea
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