LA BARCA

PESO Y PESO:

LA ROCA

Hacía varios años que había dejado las dietas. Ya no estaba gorda y mi peso se había vuelto estable; aún así seguía adicta a la balanza. Cada mañana la balanza me decía si yo tenía derecho a existir: Medio kilo arriba o abajo determinaban mi ánimo de arranque del día y la apreciación o depreciación de mí misma.

Mi proyecto de enseñar a manejar la ansiedad había comenzado en el 94, coincidiendo con la quiebra de la industria familiar que me había sostenido durante veinte años, una de las muchas textiles que desaparecieron en aquella época. Me resultaba evidente que el peso (k) y el peso ($) estaban relacionados por el mismo factor: el miedo. Esto significa que mi manera de vivir mi peso corporal influía en mi relación con el dinero, y que mi relación con el dinero afectaba mi manera de vivir mi peso corporal. Me sujetaba a mis ideas sobre ambos, y ambos sujetaban mis ideas. Peso y peso eran mi “roca”. La necesidad de seguridad entumecía mi alma, quieta y colgada de esta roca.

La Ley de la Abundancia se cumple inexorablemente de adentro hacia fuera; así que éste era mi trabajo: Transformar adentro el tema peso-cuerpo y el tema peso-plata. Comencé volviendo una y otra vez sobre lo que leía:

Si tengo una vida demasiado controlada cada vez tendré menos vida que controlar.

Mi genuina seguridad interna no puede provenir de ninguna cantidad o tipo de seguridad externa.
¿Puedo ser todo lo que puedo ser si obligo a mi cuerpo a ser lo que se supone que tiene que ser?

En función de estas ideas se me había hecho claro que la Ley de la Abundancia me pedía un “pago” por adelantado: Transitar el miedo soltando el control de ambos tipos de peso para aprender a confiar: en mí misma -mis decisiones-, en mi cuerpo como sistema auto-regulado, y en la vida, al confiar en la Inteligencia que la creó y me creó.

“Se soltó de la roca y comenzó a caer. Algo muy extraño le sucedió:

¡Empezó a caer hacia arriba!”

–El Caballero de la Armadura Oxidada.

Elena B. Werba

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